Ya voy, ya, pero la puesta de soledad invita a quedarse y el cumplimiento de la promesa queda pospuesto hasta la llegada de la noche, O incluso algo más allá. Un beso.
Una de las funciones tiránicas, es de creernos tan veloces como la noticia, es muy normal que por los trajines de la vida misma, llegues para unos y nunca para otros
Experiencia propia, a ver…el trabajo demandaba asistencia, mi abuela materna padecía por un infarto cerebral, estaba postrada, me avisaron que había fallecido, deje el trabajo, no sabia muy bien que hacia, me separaban 10 km de ciudad, cuando llegue esta en su cama mortal, inmediatamente de verla corrí a su lecho, me arrodille, e instintivamente coloque mi única mano sana, entre la cama y su cuerpo, con la palma hacia arriba para sentir, su ultimo calor, su ultima energía…no siempre nuestro tiempo, es tan nuestro como creemos, me quede con su fuego de vida, que en mi pudo mas, que los polos de esta tierra…ojala no hubiere desvirtuado tu post, Luna
Oh, no creo que lo hayas hecho, Daxiel. Todos entendemos la gran importancia del trabajo, seguro que tu abuela también lo entendía, y, además, llegaste a tiempo de acompañarla. Siempre agradezco mucho tus comentarios. Un abrazo.
Luna Paniagua 
Y allá cada uno con su reflexión.
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… y sus recuerdos…
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Muchos hemos esperado en vano alguna vez… Un abrazo, Luna
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Y desesperado, porque qué malo es esperar (si no llega). Un beso.
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Es cierto, deja pensando y recordando…
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Qué curioso, y eso que son más largos los comentarios que el propio texto ;). Un abrazo.
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A veces, solo es necesaria una palabra, la justa. Abrazos!!!
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Ya voy, ya, pero la puesta de soledad invita a quedarse y el cumplimiento de la promesa queda pospuesto hasta la llegada de la noche, O incluso algo más allá. Un beso.
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Que no se posponga para siempre…
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Ya voy dijo soledad.
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Si viene estás con Soledad y si no, en soledad. Curioso 😉
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Una de las funciones tiránicas, es de creernos tan veloces como la noticia, es muy normal que por los trajines de la vida misma, llegues para unos y nunca para otros
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Lamentablemente no siempre nos retrasamos por cosas necesarias…
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Experiencia propia, a ver…el trabajo demandaba asistencia, mi abuela materna padecía por un infarto cerebral, estaba postrada, me avisaron que había fallecido, deje el trabajo, no sabia muy bien que hacia, me separaban 10 km de ciudad, cuando llegue esta en su cama mortal, inmediatamente de verla corrí a su lecho, me arrodille, e instintivamente coloque mi única mano sana, entre la cama y su cuerpo, con la palma hacia arriba para sentir, su ultimo calor, su ultima energía…no siempre nuestro tiempo, es tan nuestro como creemos, me quede con su fuego de vida, que en mi pudo mas, que los polos de esta tierra…ojala no hubiere desvirtuado tu post, Luna
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Oh, no creo que lo hayas hecho, Daxiel. Todos entendemos la gran importancia del trabajo, seguro que tu abuela también lo entendía, y, además, llegaste a tiempo de acompañarla. Siempre agradezco mucho tus comentarios. Un abrazo.
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La soledad
que dejó
aquel que jamás
volvió.
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Oooooh… 🙂
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Hay emociones que apenas requieren palabras.
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qué cierto. Un abrazo.
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¡Hombre! digo, ¡Mujer! mucho mejor asi, que no venga la tal llamada Soledad… (o es una interpretación diferente?)
Saluditos Luna! 😉
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No era exactamente así. Creo. ¡Hay que ver para lo que dan tan pocas palabras! 🙂
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Pues con el vino, suele venir (y1+)
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Y que mejor que un vinito para saborear la soledad (solo 1 ¿eh?) 😉
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