Vergüenza

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VERGÜENZA

Cada día la veía en la puerta del mercado, al lado del portal de su oficina; de pie, mendigando con la mano extendida. No entendía cómo permitían semejante espantajo en ese barrio. Una tarde, al pasar por delante escuchó: “Eh, señora”, y la vio alargar un brazo hacia ella. Echó a correr impulsada primero por la animadversión, después por la vergüenza al oír: “¡Se le ha caído la cartera!”

34 comentarios en “Vergüenza

  1. En los mundos de Carmen dijo:

    Pues ese día hizo el jornal!!! 😊😊
    Muchos prejuicios.
    ( Cuando fue el atentado de Munich, yo que vivo cerca de Frankfurt y voy en tren a trabajar tenía cierta inseguridad, un día saliendo del tren, dos árabes se me pusieron al lado y bajaron las escaleras conmigo que lleva a la calle, empezaron a havlar entre si y yo me empezaba a poner nerviosa, uno estiró la mano y yo por inercia me aparté de manera muy brusca. Ellos notaron el miedo en mi cara y me dijeron: no te vamos a hacer bada no tengas miedo.) Añado que una semana antes habian violado un grupo de árabes a una mujer en la estación de tren de Düsseldorf. Son prejuicios, sí. Pero de ver a gente con muy mala pinta, escuchar tanto a una se le mete el miedo en el cuerpo… Perdón por la parrafada… 😚😚😚

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  2. Loli dijo:

    Yo creo que está claro; primero corría para que no se acercase a ella, después de vergüenza por su falso juicio de valor. Supongo que volvería a por la cartera aunque viendo su actuación, la desinfectaría. Muy chulo

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  3. Maria del Mar ponce dijo:

    Pero qué hermoso, un acto de educación y de honradez a pesar de la necesidad. Ser pobre y pedir, no es ser un ladrón. Seguro que sintió mucha vergüenza por pensar así. Estas personas dan ejemplo a otras muchas que acusan por la vestidura y la situación social, antes de mirar y ver el interior de los seres humanos. Gracias. Un lujo leerte. Besos a tu alma.

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  4. carlos dijo:

    Es un relato excelente Luna, creo que tenemos miedo de encontrar un abismo propio reflejado en los ojos del mendicante porque sabemos que si caes ya no te levantas. Mejor huir para sostener la creencia que más que una cuestión de suerte, fue un castigo merecido por hacer un esfuerzo escaso o una manera de vivir sin dar un palo al agua. Un beso.

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