
Lekeitio – Imagen propia
UNA CAMPANA, DOS OLAS Y MUCHO AMOR
Llevo tanto tiempo en este hospital que ya lo siento como un segundo hogar. Y al personal, de la familia: la enfermera que me habla como si fuera un niño; la que no debe de tener vocación, porque siempre está enfadada; el médico serio y profesional, con ese tono neutro; la limpiadora que canta canciones de Manolo Escobar y me alegra el día entre el carro y la minifalda de los partidos; y mi preferida, la auxiliar que dice que ha dejado de fumar, pero yo sé que no, porque el chicle de clorofila no enmascara el olor.
Pienso mucho, aquí no hay más que hacer. Sobre todo recuerdo los momentos anteriores al fatídico accidente. En especial cuando subimos hasta San Juan de Gaztelugatxe, bonito paseo y precioso lugar, con unas vistas espectaculares. ¿Cuántas escaleras eran? Creo que más de trescientas. Mi hijo, Peio, las contó. Ya en la ermita, él y Miren, mi mujer, hicieron sonar la campana. «Venga, Jon, tócala tú también, que da buena suerte». «Tonterías», contesté, con mi habitual escepticismo. Anda que no me he acordado de la maldita campana, como si pudiera ser cierto eso de la suerte.
Al día siguiente fuimos a Lekeitio, un bello pueblo costero. El mar embravecido embestía sin descanso el malecón. Nos acercábamos al muro y nos alejábamos corriendo entre gritos y risas cuando intuíamos una gran ola. Quise sacar una foto y calculé mal; antes de darme cuenta, giraba atrapado en el agua salada como un muñeco de tela en la lavadora. La siguiente ola me lanzó contra las rocas. Por suerte consiguieron rescatarme, aunque no lo recuerdo. Solo sé que de repente fui consciente de estar en una ambulancia.
Desde entonces ha venido mucha gente a visitarme, no me puedo quejar. Miren viene todos los días y me cuenta lo que sucede fuera de estas paredes impersonales. A veces me pone música, se tumba a mi lado y me traspasa su calor por fuera y por dentro. Su olor natural, como siempre sin complementos, me lleva a nuestra cama; me imagino que es domingo y que enseguida me levantaré y prepararé el desayuno.
Ayer vino mi hermano Mikel, el único de la familia que aún no me había visitado. Me sorprendió porque hacía años que no nos hablábamos, por una tontería de esas que van a más al juntarse con el orgullo. También me extrañó el tono angustioso de Peio esta mañana. Pensé que no era para tanto; aunque se vaya a Madrid a la universidad vendrá a menudo, solo está a tres horas. Mi niño a la universidad, cómo pasa el tiempo.
Esta tarde he entendido esos comportamientos, cuando Miren me ha contado entre lágrimas que ha tomado una decisión. Los médicos están seguros de que si aún no lo he hecho ya no despertaré, y aunque lo hiciera tendría tantas secuelas que mi calidad de vida sería pésima. En breve me desconectarán. Ya nunca podré decirle que la he sentido, escuchado y olido cada día, y que me ha dolido más no poder devolverle los besos y abrazos que el golpe contra las rocas.
Su mano tiembla a la vez que aprieta la mía, y sus lágrimas me mojan la mejilla. Tengo miedo, aunque su olor me calma. Qué bien huele. «Adiós, cariño. Te quiero».

San Juan de Gaztelugatxe
Reto 49 para Literup – Describe los pensamientos y sensaciones de un personaje que está en coma.
Eso estuvo dramático Luna, pero bien logrado. Estoy sensible, me harás llorar si sigues con este reto. Un abrazo.
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Este ya está acabado, pero no prometo nada con los que quedan…
Gracias. Un abrazote.
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Excepcional Luna. Hay una teoría que propone que las personas en coma son capaces de oir y si eso es así, deben ser angustiosas algunas conversaciones. Al hilo de este enorme texto que has escrito y de mi último post, te diré que cuando regresé precipitado de un viaje para pasar las últimas horas con mi padre, ya en coma, advertí a mis hermanos de que no habláramos de ciertos temas en la habitación del hospital. Y conseguí que saliéramos al pasillo. Nunca lo sabré pero creo que hice bien. Un abrazo.
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Yo también creo que hiciste bien. Pienso que tal vez algunas personas en coma oigan y otras no, no todas lo están por la misma causa (esto es una teoría mía), así que por si acaso mejor actuar siempre como si sí se enteraran.
Muchas gracias, Carlos.
Un abrazo.
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¡brutal! absolutamente
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Muchas gracias 🙂
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Me mataste Luna! (en el buen sentido) Lo sentí como si lo estuviera viviendo yo o alguien querido…
Es impresionante el relato. ¡Qué bien escribes, por dios!
Un abrazo!!!
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Muchas gracias, Claudia. Esas exclamaciones que recibo como espontáneas y sinceras me aumentan el ego, je, je.
Otro abrazo 🙂
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Realmente creo que te estás superando relato tras relato (y hace tiempo que te leo)
Te manejás en cualquier tema con tanta soltura, naturalidad y talento que es un placer leerte.
Otro abrazo!!!
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Me sacás 😉 los colores. Me hace mucha ilusión eso que me dices. Gracias otra vez y otro abrazo, ¡más fuerte aún!
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Buff…no sé si tengo demasiadas palabras. Te superaste a ti misma. Es durísimo, devastador, realista, profundo, hermoso, triste, nos haces preguntarnos sobre qué cosas realmente importan, que son obviamente el amor, el amar y las personas, y por supuesto el expresarlo, no solo vivirlo. Creo que sí, que pueden oírnos y ser conscientes de muchas cosas.
La transición que has hecho, no sé cómo expresarlo adecuadamente, entre la apariencia, en la primera parte del relato, de un enferno consciente e interactuando con familiares y visitas -y personal- y el saber que está en coma, es sencillamente magistral.
Eres increíble escribiendo, narrando, contando, evocando, transmitiendo.
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Pues sí que tenías palabras 🙂 Y me encanta, que conste. Yo sí que no tengo palabras para agradecerte ese análisis de mi relato…
La idea que luego se transformó en esta historia partió de una anécdota de mi padre. En realidad fue en Llanes, Asturias, puse Lekeitio porque tenía esa foto. Una noche una ola lo arrastró y lo lanzó contra el muelle. Ya en el hospital, oyó decir que estaba muerto, pero no podía moverse ni hablar. Por suerte «despertó» a tiempo y las consecuencias solo fueron una clavícula rota y la pérdida del reloj.
Mil gracias y un besote 😉
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Pues ahí va otro buff…menuda experiencia la de tu padre, y vaya susto pasado por agua. Como mencionas, uno debe sentirse como un calcetín dentro de una inmensa lavadora.
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Fue antes de que yo naciera y siempre me he preguntado qué cantidad de alcohol en sangre tendría… Es angustioso pero él lo contaba con su tranquilidad característica. Y lo que más le pesaba fue perder el reloj.
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Ains… Me has hecho llorar, ¿sabes? Es muy duro y tierno a la vez. En ningún momento pensé que estaba en coma. Lo has conseguido, enhorabuena por el giro, es genial!!
Por cierto, estuve en San juan de Gaztelugatxe y sí, es precioso, subí las escaleras (todas), llegué a la ermita y toqué la campana. Bonitos recuerdos me ha traídos tu relato, hasta que he llegado al final, ahí me he desmoronado. Ups…
Un abrazo, Luna.
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No se lo cuentes a nadie porque como vasca tengo una reputación que mantener, pero a mí también se me escapó alguna lagrimilla, y eso que lo veía venir… 🙂
Si estuviste hace tiempo aún se podría llegar hasta abajo con el coche, ya no, ahora hay que bajar y luego subir. De todas las veces que he ido siempre he tocado la campana pero solo una he visto la ermita abierta, es preciosa, con motivos marineros.
Muchas gracias, Lídia. Un besote.
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Estuve hace poco más de un año, en mayo de 2016 y tuve que caminar hasta abajo y luego subir las escaleras. Todo a pie. Con un frío que hacía que no era normal para la época (al menos para mí jajaja).
Lástima, porque la ermita estaba cerrada y no pude ver el interior.
PS. Tu secreto y tu reputación están a salvo conmigo, tranquila. Aunque me pregunto, ¿si yo tengo sangre guipuzcoana en las venas,también debería mantener la reputación? Bah, soy muy sensiblera para eso jajajaj prefiero llorar a moco tendido y no esconderme 😉
(Me das pie a las bromas y no puedo parar :P)
Un beso
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Anda, ¿de dónde en Guipúzcoa? No te preocupes, muy baratos vendes tus libros así que ni siquiera mantienes reputación catalana, ja, ja.
Beso 🙂
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😂😂 creo que ya te lp comenté, mi abuela es nacida de Tolosa. Aún tiene a unas sobrinas allí.
Llegó al pueblo de aquí con 14 años y sin saber un palabra de catalán. Lo aprendió y jamás ha vuelto a hablar el castellano jajaja dice que le gusta más el catalán.
Besos de buenas noches 😘⭐
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Sí, es verdad, ya me lo habías comentado, si no recuerdo mal cuando me lo dijiste acababa de estar allí porque bailó mi hija.
Buenas noches y otro beso para allí 🙂
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Me gustó. No te conozco pero tienes una sensibilidad especial. Yo creo que cuando estás en coma no oyes como tú o yo. Somos energía y sentimos la energía del otro y lo que está nos comunica como los animales no creo que entiendan nuestro lenguaje más bien que saben lo que queremos atraves de su nuestra energía. Un abrazo y acá nos dejas esperando otro relato.
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Muchas gracias, Selene, y bienvenida. Saqué la idea de un accidente de mi padre, se lo llevó una ola y ya en el hospital oyó decir que estaba muerto, pero no podía moverse ni hablar. No sé si médicamente estaba en coma, pero él oía todo. Yo la verdad, tengo mis dudas de lo que sentirá.
Otra vez, muchas gracias. Un abrazo.
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Ah, claro, por eso salen tan raros tus comentarios: los desanidaste, por eso no aparecen debajo como respuesta (vuelve a hacerles un nudo, digo, a anidarlos…).
Jajaja, claro, el reloj. Lo entiendo. El océano es vasto e indomable, y nosotros en comparación insignificantes muñequitos. ¿Sabes cuando una canción la escucharías miles de veces…?
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Los he anidado a 6. Muy bonita la canción y el vídeo impresionante.
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Thank you. El vídeo es brutal.
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Cuando veo uno de tus relatos, sé que resultará excepcional. Enhorabuena creo que no se te pone ni un reto por delante. la foto viene pintiparada Un besazo..
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Muchas gracias, Carlos. ¡Ya solo me quedan tres retos! El año que viene creo que haré 12, uno por mes, porque uno por semana me condiciona demasiado.
Un besote.
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Si que parecen demasiados y además creo que así podrás desarrollar algunos que serían una base estupenda para un relato más largo. Un besazo.
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Eso es, algunos que hemos ido comentando que podrían tener segunda parte, quiero revisar todos y escribirlas.
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Me parece una decisión muy prudente Luna, no sea que sigan aumentando y luego no sepas ni por cual empezar. Como le pasa a uno que conoces. Un besazo.
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Creo que sé quién puede ser, ja, ja.
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Enhorabuena Luna, has ganado el segundo premio en el concurso de Paula de Grey, ahora le cambio la i para chincharla un poco sin que me vea.
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Ja, ja. Muchas gracias, Carlos.
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Hay tantas preguntas en el aire que no terminaríamos nunca.
No sé si alguien que ha vuelto ha contado que recuerde conversaciones, pero debe ser angustioso no poder decir… QUE ESTOY AQUÍ!!!!
Ha estado genial.
💋❤️💋❤️
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Como decía en otros comentarios, saqué la idea de un accidente que tuvo mi padre, lo llevó una ola y lanzó contra el muelle. Ya en el hospital, no podía moverse ni hablar pero escuchaba decir que estaba muerto. Se enteraba de todo, pero no sé si técnicamente estaba en coma.
Muchas gracias 🙂 Un abrazo.
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Estremecedor y da que pensar cuantas veces se habrán equivocado. Cuando te dicen, no hay vida cerebral, puede usted desconectarlo.
Quiero pensar que la ciencia ha avanzado para comprobar estas cosas.
Besos para ti y tu padre por su puesto
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De hecho ya se han visto ataúdes arañados por dentro, por eso se les ponía la campanilla atada al dedo y por eso surgieron los velatorios. Da mucha angustia.
Besos para ti también.
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24 horas de margen… ufff a mí que me incineren rapidito
Besos 😘
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Bien. Pero mucho mejor «Rival para toda la vida».
https://pauladegrei.com/2017/11/15/concurso-fin-de-ano-participante-13/
Segundo lugar.
No sabía que era tuyo cuando lo leí. Y te prometo que me dije: menos mal que no me he presentado esta vez, porque este relato va a ganar.
Qué cosas.
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Qué cosas, sí, ja, ja. Muchas gracias, Tony.
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Es impresionante, Luna. La verdad es que en este precioso momento unos amigos están pasando por el mismo trago: una caída tonta a caballo con consecuencias terribles. Una mente encerrada en un cuerpo sin posibilidad de comunicarse más que con un parpadeo o una mínima presión de dedos… hay cosas más crueles que la muerte. Me ha impactado mucho tu cuento. Un beso, guapa.
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Muchas gracias, Carmen. Una tragedia lo de tus amigos, intuyo por tus palabras que no es reversible… como dices «hay cosas más crueles que la muerte», no se puede expresar mejor.
Un besote.
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Triste pero perfectamente relatado. Creo que nunca se debe perder la esperanza y hay casos reales que logran regresar. Siempre sorprendiendo con tus retos bien logrados 🌹🌹🌹🌹🌹
Abrazos querida Luna.
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Yo también soy de las que mantienen la esperanza hasta el final. Siempre veo un rayito por estrecho que sea, y aunque al final salga mal, no me arrepiento por lo que sí hubiera podido pasar.
Muchas gracias, Patricia. Un abrazo.
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De la risa al llanto! 😥
Muy emocionante Luna.
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¿Aún puedo sorprenderte, entonces? 😉
¡Gracias!
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Por supuesto! Espero que sigas intentándolo… 😛
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Eso se llama saber ponerse en la piel del otro y tú tienes el bendito don de conseguirlo. Eres un crack!( Y todo lo que han dicho todos los demás)😊😙
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Siempre me lo dices y ya me lo estoy creyendo. Me considero bastante empática, eso ayuda mucho para escribir.
¡Muchas gracias! Un abrazo.
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Creételo😊😙
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Me has dejado sin palabras Luna. Enhorabuena y gracias por compartir tan bello relato.
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Muchas gracias a ti por pasarte y por tu comentario 🙂
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¡Madre mía, Luna! Me ha llegado muy adentro tu relato.
Es triste, muy triste, pero al mismo tiempo muy hermoso. Tu historia rezuma amor por todas sus letras.
Me has pellizcado el corazón…
Un beso, compañera.
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Muchas gracias 🙂 Amor, ternura, tristeza, dolor… a menudo son compañeros.
Me alegra mucho que te haya transmitido tanto.
Un beso.
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A mi me fascinan los que saben escribir solamente imaginando.¡¡ Madre mia !! Que historia. Muy, muy bien escrita.Así que eres vasca quiero compartir contigo mi penuúltima entrada.
laacantha.wordpress.com/2018/10/04/y-un-poco-mas/
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¡Muchas gracias! Me paso a leerte 🙂
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