
Ilustración de Luna Paniagua
LOS GIRASOLES
No falta a su cita del veinte de junio. Conduce media hora y camina, fatigado, los cien metros hasta el cementerio. Lo rodea y se para frente a la tapia trasera, tan cubierta de hierbas y zarzas que ya apenas se distingue la piedra. Le sorprende que a esas alturas aún no haya moras. No le asombra, sin embargo, que los tres girasoles que plantó más de siete décadas atrás sigan en pie. Hace años dejó de llevar otros tres en el coche para reemplazarlos. Los mira con fijeza hasta que se vuelven borrosos.
Las recuerda como si fuera ayer. A las tres. Tres mujeres con los ideales claros y un futuro que nunca llegó. «Maldita guerra», susurra. Antonia tenía dieciocho años y cosía para ahorrar y pagarse los estudios. Sollozaba. María Eugenia era ama de casa, había perdido a sus tres hijos y ni siquiera pudo enterrarlos. Mantuvo la cabeza alta y los labios apretados hasta el último momento, pero la mancha que se extendió por la entrepierna delató su pánico. Consuelo estaba embarazada. Gritó, insultó, pataleó e intentó zafarse a pesar de los golpes. Recibió dos disparos.
Varias lágrimas sigilosas recorren sus mejillas horadadas. Parece tan real la representación que su mente hace del momento… Las ve ahí, delante del muro. La imagen se centra en Antonia y el resto se difumina. Está arrodillada con los ojos cerrados, los brazos en cruz sobre el pecho y las manos en los hombros, como si eso pudiera defenderla de su destino. Él no le quita la vista de encima ni parpadea y, al igual que aquel día, escucha la orden y de inmediato el sonido de su propio fusil.
Cae de rodillas frente a los girasoles. Las lágrimas se han convertido en un río de tristeza, rabia y arrepentimiento. Llora por las tres jóvenes; por las almas arrancadas en aquella tapia sin placa de recuerdo, por sus cuerpos enterrados en cualquier lugar, por los padres y madres que murieron sin recuperar sus huesos. Si tan solo supiera los apellidos… Se dice, una vez más, que no tenía opción, que era un crío, estaba obligado a hacerlo. Cada año se lo cree un poco menos.
Con dificultad se levanta, mira las flores una última vez y se aleja, con el andar de quien soporta más carga por los recuerdos que por el peso del cuerpo. Los girasoles se agitan con la leve brisa, aunque sin perder su aspecto: uno combado, otro envarado, y el último con un eterno brote que nunca llega a florecer.
Relato para el taller de escritura de Literautas de septiembre. Requisito: que lleve por título Los girasoles. Reto opcional: que el tema del relato sea la guerra.
Aplausos, Luna.
Un relato muy sensible y bello sobre un tema nada fácil.
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Reverencia. ¡Muchas gracias! Y un besote 😉
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Es increíble, Luna. Vengo para contestarte al anterior y ya me encuentro con otro nuevo.
Sin palabras. Imaginación al poder.
¡¡Fantástico!!
Besiños palmeiráns.
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Muchas gracias, Magdalena. Me alegra verte por aquí. Un besote
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Magnífico relato! Trasmites muy bien las emociones. Cada día me gusta mas como escribes.
Saluditos Luna. 😉
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¡Muchas gracias! Anima mucho oír que voy hacia delante.
¡Buen finde!
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Querida Luna: admiro tu capacidad narrativa, y en mi opinión sería el momento de que te lances a proyectos más ambiciosos. Lo que produces es excelente, pero hay una exigencia de novela completa; una necesidad de expresar el universo en tu prosa. Te dejo la inquietud. Un fuerte abrazo.
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Muchas gracias por tus preciosas palabras, Gocho. La verdad es que estoy en ello, algún día -no muy cercano, que lleva su trabajo- espero contaros que publico mi primera novela 🙂
Un abrazo
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Muy crudo y cruel, si fuéramos personas, antes que seguidores de símbolos y supuestos valores, esto no ocurriría jamas.
Saludos Luna 🙂
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Estoy de acuerdo contigo por completo. Lamentablemente no parece que mejoremos…
Un abrazo
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No aprendemos de nuestros errores y seguimos repitiéndolos.
Saludos Luna✋
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Los girasoles from anabel amiens on Vimeo.
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🌻🌻🌻💗
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Muy emocionante, de verdad. Es un relato que desgarra y a la vez estimula, y además se ajusta perfectamente al reto ¡Enhorabuena! Abrazos.
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Muchas gracias, Raúl, me anima mucho que transmitan mis letras 🙂
Un abrazo
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No sólo escribes muy bien, Luna; ¡la ilustración está preciosa!
El protagonista cargará hasta el día de su muerte con esos recuerdos; como creo ocurrió a muchos jóvenes que, temiendo por su vida, no pudieron rebelarse ante las órdenes que recibieron mientras vivíamos en dictadura. Aquí o en cualquier lugar en que la hubiera.
¡Felicitaciones Luna por tan buen relato!
😘😘😘😘😘
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Las guerras solo dejan vencidos 😦 excepto, supongo, entre lo que las ordenan…
Muchas gracias, me alegra mucho que te gusten mis girasoles (los tallos me han quedado mal, poco a poco…). Y tambiénque te guste el relato, por supuesto.
¡Buen domingo y un besote!
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Muy bueno Luna, enhorabuena!!! y suerte con el relato.
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¡Muchas gracias, Iñaki! ¡Buen domingo!
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Buenísimo, aunque al leerlo me estremeciera todita por todo lo que conlleva y provoca una guerra 😐
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Heridas difíciles o imposibles de cerrar… nada bueno trae una guerra 😦
¡Muchas gracias!
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Mi Luna es tan triste como precioso y conmovedor. Gracias por compartir. Besos a tu alma.
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Muchas gracias a ti, María del Mar, por leer y por tus palabras.
Besotes
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Brutal!💥
Y el dibujo precioso💙💚💛
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Oh, ¡muchas gracias! Me ha gustado mucho esto de ilustrar mi propio relato 🙂
Un besote
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Muy buen relato, emociona… La ilustración está genial, también 😀
Un abrazo fuerte
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¡Gracias, Lídia! ¿Cómo va el comienzo de curso?
Un besote y a por la semana 😉
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El inicio de curso es durillo, no te voy a engañar
Espero coger el ritmo rápido y que se vaya del todo el calor!! No se puede aguantar en clase a las tres de la tarde con 35 adolescentes hormonando jajajajaj
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Ja, ja, no suena muy apetecible, no 😅. ¡Ánimo! Otro besote 😙
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Besote de vuelta 🙂
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Duro, muy duro, como muchas realidades, pero fantástico y escrito con mucha emoción. Felicidades Luna, un abrazo.
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Muchas gracias, Francisco. Lo peor es que no es cosa del pasado, siempre hay guerra en algún sitio…
Un abrazo
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Es cierto. Abrazo.
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Este relato pudo ser cierto en multitud de lugares y momentos. Pero no sé si el arrepentimiento supera la autojustificación. Un besazo.
Creo que los girasoles están casi listos para la cosecha, cada dibujo te queda mejor que el anterior.
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Y puede seguir siendo cierto porque constantemente nos estamos matando 😦
¡Muchas gracias, Carlos! Eso es lo bueno, ir mejorando aunque sea despacito…
Un besote
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Un magnífico relato muy duro y real. ¡Cuántas situaciones se habrán dado como la que vivió el protagonista de tu historia…! Más que a las víctimas, compadezco a los que apretaron el gatillo, obligados o en un momento de ofuscación. Cargar de por vida con ese lastre…
«…como un eterno brote que nunca llega a florecer.” Un final acorde con el lirismo de todo el relato.
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Muchas gracias. Las peores condenas son las que se autoimponen, seguramente siempre sean perpetuas.
Besazos
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