
Ilustración propia
—Ya sabía yo que esto acabaría pasando… —Se dijo Melchor a sí mismo, mientras giraba la cabeza de un lado a otro e intentaba ignorar la desde esa madrugada incesante discusión a sus espaldas.
—Es que no entiendo por qué no puedes contarme lo que has hecho cuando te has levantado esta noche —decía Gaspar por enésima vez.
—Te lo he contando mil veces —respondía Baltasar en el mismo tono con el que le hablaría a un niño —, me sentó mal la cena que nos dieron en ese campamento y tuve que salir corriendo a vaciar el vientre.
—Ya, y ¿por qué te demoraste tanto en volver? Y no mientas, que te estuve esperando despierto, ¡sé lo que tardaste!
—Me costó encontrar algo con lo que limpiarme, ¿tú has visto una sola hoja en este maldito desierto? ¿Qué querías, que me lavara con la túnica?
—Y fuiste a buscarlo a la borda de ese pastorcillo, ¿no? Y yo como un idiota esperándote para darte calor… —Gaspar comenzó a sollozar.
—¡Que no he estado con ningún pastor! —Por primera vez, Baltasar levantó la voz.
—¡¿Con quién, entonces?!
—¡Con nadie! ¡Que fui a cagar! ¡¿Cómo demonios tengo que decírtelo?!
—¡Basta ya! —La profunda voz de Melchor detuvo la discusión y los gimoteos de Gaspar—. No sois adolescentes, sois reyes, comportaos como tales de una vez. Y dejadme concentrarme en la estrella guía. Me despistáis y acabaremos por perdernos y no llegaremos a darle sus regalos al Niño.
—Para lo que este le lleva —murmuró Gaspar—, mirra… ¿A quién se le ocurre llevarle a un recién nacido una sustancia para embalsamar muertos? Si es que no tiene sensibilidad ninguna, ya me estoy dando cuenta…
—También sirve para otras cosas —respondió Baltasar mientras pensaba que todo lo que aquel hombre tenía de atractivo lo tenía de inculto —. Además, y ¿tú qué? ¿Incienso? Oh, eso sí que es útil…
—Pues claro que lo es, para mantener un buen ambiente y combatir los efluvios de las deposiciones del Niño. Porque los bebés sí que cagan a todas horas, no como tú, que dices que lo haces, pero te vas con ese past…
—¡Que no he estado con ningún pastor!
Melchor azuzó a su camello para que fuera más rápido y el resto del camino mantuvo una distancia mayor con los otros dos reyes. Seguía oyéndolos, pero más lejos y le costaba menos mantener la vista en la estrella.
Cuando por fin llegaron al portal de Belén, los tres se quedaron maravillados. Era pequeño, justo entraban María, José, el Niño, y una mula y un buey que los calentaban. Eran pobres pero el ambiente que se respiraba destilaba riqueza en amor. Melchor hizo las presentaciones y les ofrecieron sus presentes. Tras dejar el suyo en último lugar, Baltasar posó su mano sobre la de Melchor, quien lo miró de reojo intentando mantener el semblante serio, para finalmente ofrecerle una sonrisa. No necesitaron palabras, sus miradas se dijeron lo mucho que se querían y deseaban terminar con esa tonta discusión.
Tras descansar y dar bebida y comida a los camellos, los tres reyes emprendieron el viaje de vuelta. Melchor los dirigía, convencido de que el regreso sería más tranquilo. Sin embargo, la voz de Gaspar lo sacó de su error:
—Has mirado demasiado a José.
—No empieces —respondió Baltasar en tono conciliador—, ya sabes que solo tengo ojos para ti.
—No pasa nada, si te ha gustado me lo dices y ya está, nadie dice que no podamos mirar a otros.
—No tengas duda de que yo solo te quiero a ti, pero… la verdad es que José tiene unos ojos muy bonitos.
—¡Lo sabía! —Gaspar se detuvo y giró el camello para mirar a Baltasar—. Y el pastor, ¿eh? ¡¿Qué tenía bonito, además de los ojos?!
—¡Que no estuve con ningún pastor, maldito celoso paranoico!
Melchor apretó el paso. Mejor dicho: hostigó a su camello para que corriera como nunca en su vida. Él se iba solo, ya habían cumplido su misión y no tenía que aguantarlos más. Por él, como si se quedaban perdidos en el desierto para siempre… entre pastorcillos.
Con este relato participo en el concurso de Zenda #cuentosdeNavidad.
Muy gracioso y muy divertido. Ay, celosillo, celosillo… sí, se raya mucho el hombre. Así las relaciones suelen irse a pique.
Vaya, qué casualidad. Esta misma tarde he estado escribiendo sobre los tres reyes. En el reto de Lídia. Pero son de una índole muy, muy distinta…
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¡Muchas gracias, What! Es que los Reyes Magos pueden dar mucho juego, je, je, luego te leo en la entrada de Lídia. 🙂
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La ilustración es muy apropiada para el texto y el texto para definir una época en la que quizá el amor era más libre los celos esclavizaban igual. Un besazo.
Ya ves, Melchor a lo suyo, como siempre, aprovechando los excedentes.
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Muy acertado tu comentario, me ha gustado mucho eso de época más libre en el amor pero los celos igual de esclavizantes.
Muchas gracias, Carlos. Un besote. 😉
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La verdad que es una historia muy apegada a estos tiempos. los Reyes son más humanizados sin la areola de santidad que se tenía cuando niño. Muy interesante y, a su vez, divertida. Vas muy bien al reto. Saludos.
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¡Muchas gracias, Mac! Me he salido un poco de los estándares de los Reyes Magos, je, je. Un abrazo. 🙂
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Lo original te va bien.
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🙂
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Muy bueno, un tema que no solo le afectan a plebeyos, sino a toda la raza humana y que destroza la vida a muchas personas.
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Así es, yo los he utilizado para hacer humor (o intentarlo), pero los celos en la realidad no tienen ninguna gracia.
¡Muchas gracias!
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¡Brutal! Nunca miraré del mismo modo las figuritas del Belén 🙂
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Ja, ja, tú pon al pastorcillo lejos de los reyes, por si acaso…
¡Muchas gracias!
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¡Qué divertido tu cuento, Luna! Terrenal situación en la que has situado a estos personajes mágicos; me ha gustado mucho. Que tengas suerte en tu participación, merece estar entre los destacados.
¡Abrazos!
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Muchas gracias, Sari, como se suele decir y perdón por la vulgaridad, serán reyes pero mean y cagan como nosotros, je, je.
Un besote
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Me encanta, Luna!! Muy original y divertido. Un beso y feliz noche de Reyes
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Muchas gracias, Mayte. Feliz noche a ti también. Me da que después de esto a mí no me traen ni carbón. 😦
Un besote
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¡Qué bueno! Me ha parecido muy divertido. ¡Feliz año Luna!
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Eso me alegra mucho. 🙂
Muchísimas gracias, ¡feliz año y mágica noche de reyes!
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Fíjate que yo siempre he sospechado que algo había entre esos dos… 😀
Muy divertido, Luna. Estas otras miradas de la Historia me gustan mucho.
Un abrazo!
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Tanto tiempo por el desierto… ya se sabe. Ay, no nos van a traer nada, por reírnos de ellos. ¡Gracias, Capitán! ¡Un abrazo!
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Qué divertida esta especie de «road movie» gay con camellos. Seguro que estuvo con el pastor … Si pongo algún belén tendré en cuenta tu relato y tu bonito dibujo, nada de poner a los tres Reyes Magos juntos ¡Feliz día de Reyes!
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Eso, que luego aparecen las figuras por ahí tiradas y le echamos la culpa al gato…
¡Muchas gracias, Raúl! Un abrazo
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Un drama de denuncia social sobre la dificultad de evacuar en medio del desierto manteniendo una digna higiene (digna dentro del contexto histórico). Que sí, que has convertido a los reyes en reinas, pero en el fondo nosotros sabemos que va de eso chungo que hemos dicho al principio.
Esperamos la secuela.
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Pues ni mis reinonas ni la denuncia han convencido al jurado. Creo que no he sido muy políticamente correcta, pero qué le voy a hacer, la inspiración manda. 🙂
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No tenemos suerte con los jurados, vamos a tener que ponernos serios y hacerles escraches hasta que nos premien.
Bueno, tampoco es eso…
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No, no, tampoco es eso…
(hablamos por privado, ejem)
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Vale, ni pa ti ni pa mí: hablamos por privado pero los erradicamos en público.
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¡Jajaja, Luna, qué historia más divertida! me encantan esos Reyes tan terrenales, menos mal que iban a separarse pronto porque si no se iba a líar la de Troya… o quizá al final se montan un buen trío.
Como dice Sadire yo tampoco volveré a mirar a los Reyes como antes…
Mucha suerte en el concurso. Un abrazo.
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En el concurso no ha habido suerte, pero con vosotros sí y vuestros comentarios animan un montón.
¡Muchas gracias, Estrella! Un fuerte abrazo
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Al fin y al cabo los Reyes eran hombres y como tales tenían necesidades y pasiones. Muy ocurrente y de actualidad tu narración, a pesar de no haber sido la elegida.
Un abrazo.
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¡Muchas gracias! Tanto tiempo solos, en el desierto… ¿quién dice que no? Je, je.
Un besazo
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Me ha encantado. Supongo que los has escrito en diciembre. Pero como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena.
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¡Muchas gracias! Sí, lo escribí cuando lo publiqué , en Calpe, fuimos a pasar la mitad de las Navidades. Ains, cuándo volveremos.
Nunca es tarde y además me hace mucha ilusión ver movimiento en entradas no reciente. 🙂
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Soy yo otra vez, se me ha olvidado comentar el dibujo… está claro que tienes dotes para el dibujo, a parte de para la escritura.
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¡Muchas gracias otra vez!
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