Comparto mi última colaboración en Letras & Poesía, con la que he ganado por segunda vez el Escrito de la Semana.
LIDIA
Lidia corría a través de las calles. Atrás dejaba las casetas de las fiestas, el concierto de Gatibu y los amigos. Le faltaba el aire, le ardían las mejillas y el pelo se le metía en los ojos; pero no perdía tiempo ni para apartarlo. Dos gotas cayeron sobre su cara y apretó el paso.
Llegaron hasta sus oídos los primeros acordes de Alkondarie, acompañados por los gritos de la gente. Ella tenía que estar ahí, con sus amigos, y en especial con Markel; como hasta hacía diez minutos. Reían y cantaban cuando el chico le dio la mano; se miraron a los ojos y sonrieron. Entonces, escucharon las campanadas de las doce, seguidas de un trueno ensordecedor. Lidia levantó la vista, preocupada. El cielo, poco antes despejado, se encontraba lleno de nubes amenazadoras y ella sin enterarse. Soltó la mano de Markel y echó a correr mientras gritaba: «¡Me tengo que ir!». No se volvió cuando oyó a su espalda: «¿Eres Cenicienta, o qué?».