Cómplices

ocaso

Solo el sol fue testigo del instante

en que prendió la mecha de mi esencia

liberó la compuerta sin prudencia

de emociones torrente incesante.

Nadie más vio el mirar centelleante

disputarle el ardor, cuánta insolencia

no era en verdad más que la impaciencia

de aquella que despierta a lo vibrante.

El temor me domina en el ocaso

¿si mi verdad se va con el ardiente?

¿si era no más una inquietud de paso?

Una ola me acaricia lentamente

sé que lo sabe, sé que no hay malcaso

pues el sol ha hecho al mar su confidente.

La Redera

Getariako portua

LA REDERA

Ese día me extrañó que ella no estuviera. Fue hace un mes, pasaba por el puerto y enseguida me di cuenta de que faltaba, aunque hacía tiempo que no le prestaba atención. Todos la llamábamos la Redera y la veíamos como parte del paisaje; una entrañable estatua que respiraba: sentada en una silla de madera, con falda y camisa negras y alpargatas. En invierno, abrigo y calcetines largos. El pelo cano recogido en un moño bajo, la cara despejada, ajada por los años y el entorno. Y los ojos… se perdían, sin ver, en el mar que amaba y odiaba. Seguir leyendo

Saregilea

whale-2998812_1920

Con este relato participo en el concurso de Zenda #Historiasvascas #ZendaIpuinak.

SAREGILEA

Egun horretan arraroa iruditu zitzaidan bera ez egotea. Orain dela hilabete bat izan zen, portutik pasatu eta emakumea ez zegoela berehala konturatu nintzen, nahiz ta aspaldi beragan arretarik ez ipini. Guztiok Saregilea esaten genion ta paisaiako zati bat bazen bezala geneukan; arnasa hartzen zuen estatua kutuna: egurrezko aulki batean eserita, gona ta alkondara beltzak ta alpargatak. Neguan, berokia ta galtzerdi luzeak. Ile zuria motots baxu batean jasota; aurpegia zabala, urte eta inguruneaz zimurturta. Eta begiak… maite eta gorrotatzen zuen itxasoan galtzen ziren, ikusi gabe. Seguir leyendo

Una campana, dos olas y mucho amor

12509522_1652627981673092_460816458023252858_n

Lekeitio –  Imagen propia

UNA CAMPANA, DOS OLAS Y MUCHO AMOR

Llevo tanto tiempo en este hospital que ya lo siento como un segundo hogar. Y al personal, de la familia: la enfermera que me habla como si fuera un niño; la que no debe de tener vocación, porque siempre está enfadada; el médico serio y profesional, con ese tono neutro; la limpiadora que canta canciones de Manolo Escobar y me alegra el día entre el carro y la minifalda de los partidos; y mi preferida, la auxiliar que dice que ha dejado de fumar, pero yo sé que no, porque el chicle de clorofila no enmascara el olor.

Seguir leyendo

Alerta submarina

diving-1656465__340

ALERTA SUBMARINA

Un día de finales de julio, en el fondo del mar cerca de la isla de Tabarca se oye una canción…

—…para que bailes en esta fiesta, bajo el maaaaaaar… —Estrella hace una reverencia y todo el público rompe a gritar y aplaudir. Bueno, aplaudir, lo que se dice aplaudir, solo Pulpo y Langosta. Los demás hacen lo que pueden: Mero, Barracuda, Salmonete y Gobio mueven las aletas con rapidez; Nudibranquio agita las branquias y Morena abre y cierra la boca.

Seguir leyendo

Mezcolanza

beach-1866978__340

MEZCOLANZA

Es él. El único. Compañero, oyente, confidente. A veces amable y pacífico, a veces travieso e inquieto, a veces peligroso y violento.

Siempre embaucador, misterioso e inspirador. Envolvente, atrayente, seductor.

Es él. O ella. Qué más da. El mar, la mar…

Relato participante en el concurso de Zenda #UnMarDeHistorias.

Déjame sola frente al mar

DÉJAME SOLA FRENTE AL MAR

Déjame sola frente al mar

sus aguas en calma

que en mis heridas escueza la sal

y se me cure el alma.

 

Déjame sola frente al mar

día de galerna

ante la inmensurable fuerza del temporal

sentirme débil y pequeña.

 

Déjame sola frente al mar

cuando el sol se esconda

intimidada por su inquietante oscuridad

de monstruos inventar mil historias.

 

Déjame frente al mar sola

para mojar los pies en su orilla

jugar con las olas

y reír como una niña.