Orreaga, 778

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ORREAGA, 778

Roncesvalles, 15 de agosto de 778.

Bihox permanecía quieto en el lugar que su padre le había indicado: agazapado tras un árbol. Era la primera vez que iba a tomar parte en un ataque. Aunque aún debía esperar a la siguiente siembra para ser considerado adulto, habían hecho una excepción con él y los de su tiempo, ya que necesitaban juntarse el mayor número de guerreros posible y, aún así, serían inferiores al enemigo.

Las cuerdas que ataban sus abarcas, desde el tobillo a la rodilla, le apretaban demasiado. Las piernas se le comenzaban a entumecer. El pelo, que le llegaba hasta los hombros, se le pegaba a la frente, empapada por el sudor, y le dificultaba la visión. Constantemente lo retiraba y lo metía por detrás de las orejas. Miró a su padre y a los otros dos hombres que veía desde su posición: no parecía que a ellos les molestara el cabello. Se fijó en que les goteaban las tupidas barbas; por lo menos, él no tenía ese problema, apenas habían comenzado a crecerle algunos pelos debajo de la nariz. Seguir leyendo

Saregilea

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Con este relato participo en el concurso de Zenda #Historiasvascas #ZendaIpuinak.

SAREGILEA

Egun horretan arraroa iruditu zitzaidan bera ez egotea. Orain dela hilabete bat izan zen, portutik pasatu eta emakumea ez zegoela berehala konturatu nintzen, nahiz ta aspaldi beragan arretarik ez ipini. Guztiok Saregilea esaten genion ta paisaiako zati bat bazen bezala geneukan; arnasa hartzen zuen estatua kutuna: egurrezko aulki batean eserita, gona ta alkondara beltzak ta alpargatak. Neguan, berokia ta galtzerdi luzeak. Ile zuria motots baxu batean jasota; aurpegia zabala, urte eta inguruneaz zimurturta. Eta begiak… maite eta gorrotatzen zuen itxasoan galtzen ziren, ikusi gabe. Seguir leyendo