Me niego a terminar Tos de perro, de Julia Otxoa. No quiero. No puedo. Cada vez que llego al penúltimo relato, Marzo, algo me impide seguir leyendo. Entonces vuelvo atrás, algunas veces hasta el comienzo, otras hasta cualquier punto intermedio. Y releo, una y otra vez, por primera vez.
No es solo ese autobloqueo lector selectivo, es que además no soy capaz de concentrarme en la lectura en cualquier momento. Es solo para ocasiones especiales; por ejemplo: los viajes. Autobús y Tos de perro ya son inseparables en mi imaginario. Exterior en movimiento, interior estático mientras yo viajo en el tiempo con mis sentidos lectores a toda máquina y una conclusión: nunca voy lo suficiente lejos. Seguir leyendo