Brindo por mí

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BRINDO POR MÍ

¿Qué mejor plan para una lluviosa tarde de sábado, a mis treinta y dos años, que una merienda con todas mis amigas? Pues cualquiera, si la cita es en casa de la que se acaba de casar, y su intención enseñarte todas las fotos y vídeos de la luna de miel y de la boda.

Lo del viaje de novios podría pasar, si no fuera porque no se ha tomado la molestia de hacer criba antes; de las mil fotos, doscientas están borrosas o apuntan a un objetivo desconocido, y te explica la razón de por qué salieron así —sí, con pelos y señales—; otras doscientas son de sus dedos anulares entrelazados —me sorprende que no se les dislocara alguno— luciendo alianzas sobre fondo difuminado; otros doscientos selfies de la parejita feliz tapando los lugares turísticos más relevantes de México —que con la cantidad de gente que hay en esos sitios, ya podrían haberle pedido a alguien que les hiciera una… una foto—; y por último, cuatrocientas repartidas entre una paradisíaca playa y el jacuzzi de su habitación en Punta Cana.

A esas alturas ya no me apetece ni hablar. Si alguien exclama «¡Qué bonitaaa…!» sonrío más falsa que mi sobrino cuando me dice que estoy muy guapa, porque sabe que le compraré chuches. Desearía estar en casa haciendo la colada. Empiezo a pensar en fingirme enferma y así tener una excusa para irme.

Pero no, me quedo, y veo también las fotos de la boda. Mira qué guapas estamos todas antes de entrar a la iglesia, y qué caras de frío. O de dolor, en mi caso, porque a esas alturas los tacones ya me habían destrozado los pies. Ahora la foto de toda la cuadrilla con los recién casado, tras una hora esperando porque nos tocó los últimos.

Después llegan las del convite; las típicas que van haciendo de pareja en pareja, o a mí sola, porque era la única persona de la mesa sin acompañante. Encima con los ojos cerrados, supongo que no quería ni ver el momento. Y esa es de cuando pusieron una lenta, todas las parejas abrazadas en la pista y yo ahí, de pie con mi tercer cubata al lado del pinchadiscos; ¿y no va el tío y me pregunta si soy el jurado de “Mira quién baila”?

Observo con atención pero no hay nadie solo, ni de pie ni sentado; hasta los abuelos del novio, que tienen noventa años, están bailando. Ni siquiera anda por ahí el típico, hace una generación cuñado de la novia y en esta tío, que aprovecha el meneíto para ir bajando la mano hasta posarla en el culo de la víctima. Pensándolo bien, hace mucho que no veo a ese tipo de espécimen, una especie que no importa que se extinga.

Las últimas fotos no tienen desperdicio: maquillajes corridos, recogidos deshechos, efusivas muestras de cariño entre desconocidos que no se reconocerían al día siguiente, corbatas en la cabeza, sonrisas de Jocker y ojos inyectados en sangre. Y de las de los amigos del novio mejor ni hablar.

Entonces la flamante recién casada nos pide que esperemos un momentito, que saca algo para picar y pone el vídeo. Siento que voy a hiperventilar en cualquier momento. Lo de mentir sobre que estaba enferma no me acaba de convencer, me da miedo cabrear al karma; así que hago como que recibo un mensaje de mi  madre, pidiéndome que vaya al día siguiente temprano a su casa para ayudarle a embotar pimientos. Finjo una pena que ni en las telenovelas y me marcho. Al fin.

¿Qué mejor plan para una lluviosa noche de sábado, a mis treinta y dos años, que ver “Cadena perpetua” por enésima vez comiendo palomitas, abrir un rioja de reserva y brindar por mí?

Reto 21 para Literup – Crea un relato cargado de sarcasmo para describir la escena de unos recién casados que organizan una cita con los amigos para ver en conjunto todo su reportaje de boda incluyendo también la luna de miel…

36 comentarios en “Brindo por mí

  1. carlos dijo:

    Jajaja, me lo creí todito. Pensaba hasta darte mi dirección de skype para ayudarte a escapar en la siguiente ocasión. Humor has puesto Luna, aunque alguna alusión a la dudosa consumación del matrimonio por culpa de la bebida, del estado del menú o por estar tan ocupados haciendose fotos, hubiera añadido algo más de sarcasmo.
    Por ejemplo: Al Juanito le hubiera quedado bien hasta el traje de Tarzán, cuando la Puri le tomó del brazo, la compañera ideal, parecía tan mona. Con el régimen ha bajado cuatro tallas, la mirada se le iba trás los granos de arroz, pobrecita el hambre que mala es, Y la que va a pasar, porque, para mi, que él no le quitaba ojo a ese cuñado recien estrenado que pierde más plumas que un nórdico. O cosas así. No sé si me explico bien porque está muy bien escrito y es muy divertido de leer. Un besazo

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  2. Daxiel dijo:

    Luna, esa lucha entre ego y karma, se desarrolla de excelente manera y forma de relato, veo como Carlos lo que hubiera sido si…y esta muy bien lo que comento, vale (como dicen ustedes), pero tu trazo ya tiene sentido por ser tuyo, y por lo menos desde las américas latinas del sur lo he comprendido así.

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  3. lashistoriasdecarmen dijo:

    Jajaja cada línea una carcajada. Que razón y que suplicio!!! Ese especimen que no importa que se extinga, paquito el chocolatero a las 5 de la mañana después de 7 Gintonics… lo que da de sí una boda!!! No es bonito verte de esas maneras… jaja muy bueno y divertido. Te sigo 😉

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  4. carlosmiguelezblog dijo:

    😁 👏🏻 Magistral, crudo y real como la vida misma, muy muy bueno Luna, tanto el relato como lo bien que está redactado. Mis felicitaciones me ha encantado leerlo. Un abrazo fuerte desde el castillo 😉

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  5. palmeiralibre dijo:

    Por quién ibas a brindar sino…
    Después de una semana sin Internet, se me ocurre entrar en tu blog, leer de nuevo tu última aportación y, como resultado, reír a gusto en esta mañana gris que la climatología gallega nos brinda. No me extraña que tengas tantos seguidores.
    Espero que nos deleites pronto con una nueva historia. Y soy de las que opinan que en la variación está el gusto.

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