Estoy muy contenta por tomar parte en esta iniciativa de Marifa. Consiste en escribir un relato de siete líneas, continuación del de quien te invita, e invitar a alguien para que lo siga.
Muchas gracias a Mayte por incluirme. Le copio el formato, podéis leer los textos anteriores, y el mío el último:
Es preciso tomar de a pasito cuando el contenido es denso, finito. Se conjugan mejor los sabores en la misteriosa cueva de lo inimaginable. El paladar hace fiesta para recibir cuantiosos ingredientes desconocidos hasta entonces y dentro del delgado túnel de los sueños retenidos, emociones encontradas hacen fiesta hasta llegar a su destino.
Et voilà! Así explicaba en mi libro de cocina, cómo detectar el sabor perfecto. Una mezcla entre lo tradicional y lo exótico; lo conocido y lo desconocido; la comodidad y la explosión de sensaciones. Y todo, con solo probar. Es la magia de la cocina, y la magia que quise transmitir cuando abrí mi restaurante. Sin embargo, algo falló y no sé el qué. Estoy en la ruina, y todo lo que aposté por este negocio lo he perdido. No me gusta pedir ayuda, pero esta vez te necesito. Espero tu respuesta.
“”Chef”” Castelle.
No esperaba para nada esta petición tan desesperada del “Chef” Castelle, tan afamado en la costa sur francesa. Y mucho menos que viniese dirigida a mí. Aquello era como si el maestro se dirigiese a la desesperada a su alumno, pero no me dejé llevar por mi inseguridad, como de costumbre. Si el gran “Chef” precisaba de mi ayuda, no sería yo quien cuestionase mi capacidad para facilitársela. Así que dejé en mis mejores manos mi propio negocio y tomé el primer tren hacia Marsella. En cualquier caso, aquello resultaría toda una experiencia para mí.
En cuanto llegué a Marsella el Chef Castelle me esperaba en la estación. Su aspecto decrépito y desaliñado me impactó. Nada tenía que ver con las fotos que antaño llenaran las primeras planas de las revistas gastronómicas más prestigiosas.
Aparté ese pensamiento de mi cabeza, pues por fin averiguaría el propósito de su demanda. Era algo que me inquietaba bastante, pues no entendía qué querría un gran chef venido a menos de mí, un humilde zapatero.
Una exquisita limpieza imperaba en la cocina. La atravesamos sin parar hasta alcanzar el interior de la cámara frigorífica. Allí un cocodrilo eviscerado colgaba del único gancho disponible. Era la única oportunidad del Chef para impresionar a los quince afamados críticos gastronómicos que se sentarían en el comedor para degustar de su última creación. Había fracasado en cien intentos anteriores para contener el relleno en el interior del asado durante las catorce horas de horneado. Conteniendo las lágrimas suplicaba: Cose como sólo tú sabes. Aferré la lezna y mirándole a los ojos, la hundí tres veces en su pecho sudoroso.
El viejo cocinero observaba el blanco techo de la cámara con los ojos vacíos. Su cuerpo inerte, que había caído de espaldas, ocupaba todo el ancho de la pequeña estancia, a la que en unos minutos había tintado de una sangre densa y oscura. El cocodrilo esbozó una sonrisa de agradecimiento desde su gancho de tortura, o al menos eso fue lo que creí ver en aquel momento de locura transitoria. Hacía tiempo que Castelle y yo no nos veíamos. Y no podía imaginarse que me había convertido en un comprometido activista contra el asesinato animal.
Había vengado a aquel pobre reptil pero no me sentía satisfecho. Le observaba balancearse cuando se me ocurrió una manera de darle utilidad a su injusta muerte. Puse mi maletín en la encimera, lo abrí e hice lo que mejor se me daba. En dos horas y a falta de comprar y poner hebillas había realizado: unas botas para mi hija mayor, un chaleco para la pequeña, un cinturón para el mediano y un bolso para mi mujer. Me esmeré mucho en este último, tenía la esperanza de que un regalo tan especial le haría perdonarme y retirar la demanda de divorcio.
Luna Paniagua
Espero que os guste e invito a mi amigo Luis Goróstegui. (La información sobre el reto se puede leer aquí).
Muy bien por esa nota de humor final, ser activista y zapatero no tendría porque ser una contradicción. Estupendo Luna. Un beso.
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Me alegra mucho que te guste, ¡muchas gracias!
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Jajaja 😂 No veas con el activista!! 😅 En vez de darle sepultura al pobre animal, le saca provecho renovando accesorios de todos los de la familia. Así que, divorcio?! Buf. La cosa se pone chunga! Bien hecho, Luna! Un abrazo 😊
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¡Aquí se aprovecha todo! Que no estamos para desperdiciar nada, jaja. Si es tan inconsecuente para todo normal que la mujer se cansara… ¡Gracias!
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Muy divertido!!! Cada uno con su estilo se van acoplando genial!
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Sí, me parece una gran idea, me gusta no saber cómo va a seguir lo que yo escrito, es una curiosa sensación.
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Jajaja… Total, el cocodrilo ya estaba muerto. Así que, ¿por qué no aprovecharlo para fabricar un poco de artesanía? Muy bueno, Luna. Besos!!
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Ya no iba a sufrir… ¡gracias!
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Vaya giro que está tomando la historia! Jaja!
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Sí! No se puede decir que seamos aburridos…
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Aburridos?! Para nada!!! 😉
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